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Todo Su Asco del Mundo- Por Tamara Nabel

Obra maravillosa, si las hay. Desde este humilde espacio aplaudimos de pie la iniciativa de la Comedia Nacional de poner este espectaculo a disposición de quien quiera disfrutarlo.

Un orgulloso teatrero alemán, acepta un puesto en Austria, como director del teatro de Viena. Las siete obras breves hacen las veces de encadenación de escenas, algunas protagonizadas por Clauss, otras mostrando algo así como el espíritu de la época. Son escenas cortas, potentes, tal vez sueños de director, tal vez obras pasadas. Por qué estan ahí no lo sabemos, pero son la llave maestra del storytelling del espectáculo. A partir de estas escenas random las directoras nos dejan muy claro qué quieren contar.

Lo primero que DEBEMOS destacar es la maravillosa labor de de Diego Arbelo como Claus Peymann. Con precisión alemana compone a un director de teatro border-maníaco, enclaustrado en si mismo y en su arte, obsesionado con encerrar sus más profundas creencias para triunfar en su nuevo puesto como Director Artístico del Teatro Nacional de Viena.

Igualmente destacable es el trabajo de dirección de las cinco directoras, que logran animar y darle un marco vivo a una sucesión de diálogos más bien planos en lo textual, destacando el poder del subtexto y la sutileza de lo gestual, obligando al espectador a pensar, a trabajar para entender. Confian en le herramienta actoral para engrandecer, para enmarcar el mensaje, con muchísimo éxito. Celebro los emprendimientos artísticos que confian en el poder del espectador, en contraposición al arte readymade que mastica y procesa el mensaje de manera tal que la deglución sea fácil e inmediata.

El resto del elenco completa la propuesta prolijamente. Quienes tienen el privilegio de compartir escena con Diego Arbelo (siempre con menos líneas y en roles menores) salen airosos del desafío y se muestran a la altura de tamaña interpretación. El resto de las escenas muestran labores con altibajos, pero en escencia el trabajo actoral es muy bueno.

Creo que vale la pena mencionar, la fantástica humorada que representa escuchar ciertos pasajes de Bernhard sobre el teatro nacional y sus empleados-actores tan adormilados en su trabajo como cualquier parodia de empleado público actual, en labios de La Comedia Nacional. A mi entender, esta es uno de los grandes aciertos de la obra: hablar de lo que se debe esconder, poner de manifiesto lo tabú, incluso usarlo en favor de una sonrisa irónica, que jamas está de más.

El texto de Thomas Bernhard es insondable, es inabarcable. Amado y odiado por sus compatriotas y coetários, llega a nosotros con la fuerza del teatro del siglo 20, post Beckett, post Brecht, post James Joyce. Los elementos del absurdo estan muy presentes, aunque también encontramos grandes vómitos de pensamiento obsesivo, y a personajes sumidos en pequeñas miserias cotidianas que ignoran por completo, Todo en clave post (¿post?) nazi, interpretado por un artista egocéntrico y paranoico. Un éxito del teatro moderno, sin duda.

Concluyo este comentario invitando a todo aquel que quiera sumergirse en una gran experiencia teatral a ver este espectáculo, una perla en la temporada 2022 de Montevideo.

Por tamaranabelok

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