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Cafe Concert

En Busca del Ritmo Perdido – Fernando Johann

El café concert es un género que ya no se encuentra fácil en la ciudad de Buenos Aires. Entre pocos shows de stand up y alguno que otro espectáculo en salas en donde las sillas son “difíciles de sacar”, este tipo de relación entre los artistas y el público se ha diluído hasta el punto en el que cuesta reconocerlo.


Baccarat, el proyecto que Sergio Pángaro lleva adelante hace más de 13 años, ha conseguido ir sorteando la extinción progresiva de los espacios definidos por el escenario de la banda y la audiencia en mesas y sillas.
La Sala Siranush, que ya se ha convertido en el espacio alternativo ideal para propuestas de este estilo, recrea el ambiente de la noche de club de los años 30 y 40 y amalgama a ello la idea del café concert, dando como platos principales de la cena un festín de canciones que, mientras transcurre la noche, van acercándose en el tiempo

Desde el escenario se propone “La búsqueda del ritmo perdido”, concepto que le da nombre al show y que se hace carne con un breve y escueto guión, la presencia de un elemento tecnológico (“El Pangatrómetro”) que nos hace viajar en el tiempo y escuchar los ritmos de las diferentes épocas y breves intervenciones de casi toda la banda con uno o dos parlamentos. Una nota saliente, la participación de Fabio Alberti en un video proyectado sobre el fondo del escenario cuando el tiempo corresponde a la década del noventa.

Pángaro se desenvuelve con naturalidad en esta realidad creada a medida, en donde el smoking de su vestuario se confunde con el ambiente. Su timbre, siempre seductor en el tono de la voz, narcótico en algún punto, explora los diferentes ritmos y encuentra siempre un equilibrio elegante, glamoroso.

La canción se completa con los coros de Adriana Vazquez y Agustina Simonian, que además de ser un recreo para la vista, en una banda completamente integrada por hombres, terminan siendo imprescindibles para lograr la atmósfera que el grupo busca.

Otra participación destacada, desde lo musical y lo teatral, es la de Fernando Bona Carlini (Saxo) que se permite ser contrapunto de Pángaro en varios pasajes del show hasta convertirse en el comic relief de la noche. La prolijidad de la banda fue pareja durante toda la noche, pero hay que reconocer que la precisión del sonido fue en aumento da capo a fine.

Quienes tengan ganas de volver a escuchar a Sergio Pangaro y Baccarat no se irán del salón con hambre (El cierre a toda orquesta con “Lluvia dorada” fue necesario y se agradece), para los demás, los que conozcan a esta banda un viernes por la noche, el recorrido por el Foxtrot de otrora, el Swing, el Rock y las canciones melódicas que propone Baccarat, no dudarán en suscribir la buena energía que se transmite desde el escenario y sin dudas se verán en la pista de baile en el intento por sacarle viruta al piso.

La búsqueda del ritmo perdido queda al final, como dice Pángaro parafraseando a Marcel Duchamp, “ni en los músicos ni en los instrumentos, sino en el paso del que baila”.

Voz: Sergio Pangaro

Guitarra: Leonardo Minig

Bajo: Roman Tardella

Saxo: Fernando Carlini

Bateria: Gabriel Muscio

Piano: Mariano Gianni

Trompeta y clarinete: Christian Terán

Percusion: Ciro Plateroti

Coros: Adriana Vazquez y Agustina Simonian