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Orquesta de Cámara Kiev Virtuosi – Por Fernando Johann


 Se nota desde el primer acorde que la Orquesta de Cámara de Kiev Virtuosi es un conjunto de artistas que están en sintonía, tocan juntos consistentemente hace un tiempo prolongado y que todos tienen, individualmente, un oído crítico para con lo que hacen.Si bien es un ensamble joven (2017) tienen en su haber muchos conciertos y kilómetros realizados. La relación que el grupo de veinte jóvenes músicos tiene con el escenario es natural, orgánica, cómoda.
Al comenzar la noche en la sala del Teatro Coliseo el pasado lunes 3 de junio, las sobrias pilastras que sirven de contexto al escenario en estas presentaciones se iluminó con gelatinas rojas. Los intérpretes, de negro los hombre y carmín las mujeres, se dispusieron de modo clásico, en medialuna, semi rodeando un virtual director de orquesta.
Dmitry Yablonksy, en su doble rol como solista y dueño de la batuta, se dirigió al público en castellano, de manera muy fresca y amena, ajeno a cualquier erudición que podría desprenderse del programa.Acto seguido comenzó la musica: Concierto para violonchelo en do menor de Bach/Casadesus. En la primera pieza de la noche se escuchó una evolución que fue desde la pura pasión del solista Yablonksy en el primer movimiento, hasta la aparición de la música en el segundo, y la consolidación del ensamble para finalizar la obra.Adagio y Fuga en do menor KV 546 de Mozart sonó, o al menos se escuchó así desde la platea, como más compacto, serio, más exigidos y con más cuidado por parte del grupo como un todo. Quedó una sensación de profunda meticulosidad dedicada MozartLa primera parte cerró con Sinfonía nº10 en si menor de Mendelssohn, y a este cronista le falta información seguramente, puso más contentos a los músicos, como si existiera un placer particular con esta pieza. De todo lo de la noche fue lo más emocionante, lo más expresivo.

Luego del entreacto le tocó el turno a Seascapes de Shor, la obra del compositor ucraniano, que con los ojos cerrados podría haber sido interpretada por otro grupo de cámara (al menos uno muy diferente al que tocó la obra de Mozart momentos antes), sacó a relucir las tensiones que pueden aparecer entre compañeros de cuerdas.El solista Haik Kazazyan comenzó su performance demasiado relajado para la exigencia y fue encontrando un equilibrio entre la intensidad, la velocidad y la expresividad a medida que pasaron los movimientosLa función cerró con Holberg Suite, Op. 40 de Grieg, con energía más que con encanto, como promediando el resto de los números de la velada.

Las notas más salientes al oído fueron las del contrabajista Grechuk Volodymyr muy sólido en todo momento y el cellista Pagoretskyi Iurii, indispensable para proporcionar coloratura de manera pareja a todo el ensamble. Sin duda alguna un grupo que funciona particularmente bien, con músicos de nivel internacional que con criterio llegan a la sala del Teatro coliseo de la mano de Nuova Harmonia
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Orquesta de Cámara de la Filarmónica Checa – Por Fernando Johann

Consultado sobre por qué la Filarmónica Checa todavía suena diferente, Jiří Bělohlávek, antiguo director de la agrupación dijo: «Una razón es que esta sala requiere un tipo especial de ejecución. El otro, más importante es que todos o el 99 por ciento de nuestros músicos son checos y fueron entrenados aquí. Esa es la fuente de nuestro sonido especial y estamos tratando de mantenerlo”.

A primera impresión, ese “ángel” aún se nota. Si bien el ensamble que se presentó el pasado 23 de agosto es sólamente de cuerdas y su director no estuvo presente, la orquesta de cámara de la filarmónica checa (curiosamente todos hombres) suena a europa del este.

En una larga gira que incluye varias ciudades de Argentina y sudamérica el grupo formado en 1977 presentó en la sala del Teatro Coliseo de buenos aires, obras divertidas (y no tanto) de Johann Stamitz, Béla Bartók, Mozart, Dvorák y Janácek. En una estructura con dos partes y sin aparente hilo conductor má que el “sabor” de checo de sus compositores, la platea disfrutó de 120 minutos de música con 3 bises que incluyeron a Astor Piazzolla.

La música comenzó con un carácter de muchísimo oficio, como es de esperarse de músicos con este nivel de ruedo internacional, pero algo frío dada la falta de un presentador, la barrera del idioma (que debe haber promovido la timidez de Vlastimil Kobrle, el líder artístico del grupo)  y la decisión de no incorporar a terceros al escenario.

La segunda pasada, un poco más alegre en los papeles, encontró a los músicos mucho más serios, comprometidos y con un tempo no tan cuidado como al principio. Se puede decir que con más libertad. Esta actitud fue in crescendo hasta el final de la primera parte en donde un espectador atento podría haber notado un humor de fiesta entre los músicos.

Luego del intermedio el ensamble dio más caudal a la representación encontrando el punto más alto de la noche en el Vals de de Dvorák, finalizando con la suite para cuerdas de Janácek que en la opinión de este cronista, merecía más ambiente que el que se le dio.

Es muy enriquecedor escuchar representaciones tan potentes como la que brindaron los checos. Llena el alma. Muestra que los músicos europeos si bien con una coloratura única que surge de su cultura y entrenamiento, tienen la misma sangre que los músicos locales (y cometen también pifies). La música nos une.

Desde sus orígenes, en el año 1987, el Ciclo Nuova Harmonia ofrece alternadamente las espectaculos de orquestas, ballets, solistas y actores de primer nivel nacional e internacional. En la actualidad Nuova Harmonia está conformado por un total de 10 conciertos al año.

Primeros violines: Vlastimil Korble – Pavel Safarik – Pavel Sochurek – Jiri Kubita

Segundos Violines: Václav Prudil – Jiri Skoda – Marcel Kozánec

Violas: Ivan Pazour – Ondrej Kames

Violonchelos: Jan Keller – Marek Novak

Contrabajo: Jiri Vopálka